jueves, 9 de octubre de 2014

Declaración del día de la victoria en Europa


"Hace casi seis años, el 1ero de Septiembre de 1939, la Alemania de Hitler atacó Polonia. Para muchos pueblos en el mundo -tal vez para la mayoría- este horrible día fue proclamado como una señal del comienzo de la Segunda Gran Guerra Mundial.


HIM Haile Selassie y Presidente Franklin Roosevelt
Más tarde, con la perspectiva más amplia que han proporcionado los años de batalla, muchos han comprendido que nosotros en Etiopía y nuestro gran Aliado en el este, amargamente hemos aprendido, que el verdadero significado de la guerra -esta guerra- había comenzado muchos años antes.

Hoy, estamos celebrando la redención mundial por medio del sacrificio de las vidas humanas. Rogamos por la instauración de la paz mundial para que ahora pueda ser establecida en todas aquellas tierras cuyos pueblos fueron victimas de la agresión.

Y así, hoy, en un mes colmado de gran importancia para nosotros y nuestra historia en Etiopía, nos reunimos para ofrecer, junto con los representantes y miembros de las naciones de nuestros aliados, un solemne y especial agradecimiento ante Dios Todopoderoso -por la victoria.
 

Soldados alemanes en la frontera polaca. 1 septiembre 1939.
Alemania esta derrotada. El enorme horror y las tribulaciones de la guerra -las cuales anticipamos y predijimos ante la Sociedad de Naciones- han llegado a su fin en Europa.
El astuto movimiento gradual realizado por los asociados de las naciones del Eje, absorbieron el mundo pedazo a pedazo, ofreciendo un espantoso catalogo que muy bien podemos recordar este día.
 

En 1937, después de su ataque a Manchuria y de la anexión de diferentes territorios, Japón finalmente, estaba en guerra con China.
 

En 1935 Italia atacó e invadió nuestro Imperio. Esto no fue nada nuevo. No fue otra cosa que la continuación de la agresión italiana cometida contra Corfú, considerada por ella como un éxito glorioso. El Viernes Santo de 1939, Italia invadió Albania.
 

En 1938, Hitler había anexado Austria solamente para avanzar hacia Checoslovaquia y en 1939 a partes de Lituania. A pesar de todo esto, hasta que en septiembre de ese año, sobrevino el ataque a Polonia, el mundo no había reconocido una guerra general.
 

Tropas alemanas marchando en Paris. 14 de junio de 1940.
Los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, cuando sucedió el ataque, salieron en defensa de Polonia, pero los otros países vacilaron, hasta que la gran ofensiva alemana de 1940 invadió más tierras.
 

Primero cayó Dinamarca, después Noruega. En el ataque final ocupó Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

 

Naciones que se unen a Italia

Italia, en la búsqueda de más gloria, con jactancia se unió al conflicto y entró en la guerra descripta por el gran y añorado líder, el difunto Presidente Roosevelt como "una puñalada por la espalda" -una descripción que por siempre permanecerá en la historia y recuerdos de los seres humanos. En octubre de 1940 invadió Grecia; pero Grecia, inspirada por el valor de la tradición de su pueblo y su independencia, no hizo otra cosa que despedazar las tropas de Mussolini. Al margen de la derrota, Italia solicitó la ayuda y rescate de su socio, Alemania, quien en el trayecto hacia Grecia tomó la oportunidad de invadir Yugoslavia. En Junio de 1941 Alemania, en violación de su tratado, atacó a la poderosa Unión Soviética. Las naciones satélites, Hungría, Rumania y Bulgaria pensaron que era mejor unirse al Grupo de Naciones del Eje.
 

Para diciembre de ese año los japoneses atacaron Pearl Harbour causando que los Estados Unidos de América entrase en el conflicto.
 
Churchill inspecciona Londres. 10 de septiembre de 1940.
Así, en unos pocos meses, mientras luchábamos y recuperábamos una vez más nuestra libertad, la mayor parte del mundo fue arrastrada hacia el holocausto de la guerra. Nuestro esfuerzo no era sólo para recuperar nuestra independencia, sino atacar a los enemigos que teníamos en común, los facistas y los nazis. Ordenamos que todas las tropas facistas capturadas por nuestros patriotas en Etiopía fuesen entregados a nuestros aliados. La guerra contra el facismo era nuestra guerra. Esa guerra con todo su inconcebible costo de vidas humanas, felicidad y bienes, solamente hasta ahora esta llegando a su final.
 
El día del juicio final ahora está cerca para todos aquellos traidores y criminales de guerra, a fín de que reciban su debido castigo por todo el sufrimiento, tortura, encarcelación y masacre cometidos por ellos y bajo sus ordenes contra tantos hombres y mujeres, jóvenes y mayores.
 
Ahora ha llegado el momento para criminales tales como Badoglio y Graziani que lavaron sus manos con la sangre de hombres; quienes fueron pioneros de la destrucción humana en Etiopía.
 
Batalla del Alamein. Noviembre de 1940.
A pesar de que aún ninguno de nosotros puede regocijarse por completo, ya que todavía existe un formidable enemigo, podemos con justicia y gratitud agradecer a Dios que este gran enemigo -tal vez el más grande de nuestros enemigos comunes- ahora ha sido entregado. Japón ha sido entregado con este acontecimiento. La tiranía, que nos amenaza a todos y contra la cual tantos lucharon con incomparable valentía, se encuentra vencida. Mucha de la tragedia y miseria, muerte y destrucción está por terminar. Por eso agradecemos de todo corazón al Dios Todopoderoso.
 
Hoy, mientras ofrecemos nuestras oraciones en agradecimiento, asimismo ofrecemos nuestras oraciones y recuerdos, y en el silencio de nuestro servicio, por aquellos heroicos soldados, marineros y aviadores y también por aquellos civiles, de todas las naciones de los aliados, que ofrecieron sus vidas. También dedicamos nuestras oraciones y con nuestras oraciones nuestras reflexiones por aquellos padres que han perdido a sus hijos y las viudas y dependientes que han sido abandonados con todas las consecuencias que implican la tristeza y los problemas. 


La ayuda nunca llegó

 Hace diez años, cuando la Italia de Mussolini atacó nuestro Imperio, las masas de los pueblos del mundo -aún, cuando arriesgaríamos a la mayoría de los miembros individuales de la Sociedad de Naciones- nos ofrecieron toda su solidaridad. Hubo algunos que decidieron hacer eso después que Bélgica y Checoslovaquia fueron invadidos por Alemania, Mussolini los acusó de ayudar a Etiopía al proporcionarle armas. No obstante final, se impusieron los obstáculos, discusiones y argumentos del mundo. La ayuda nunca llegó. Ahora hablamos sin amargura a cerca de ese momento, podemos apreciar que el verdadero idealismo puede hallarse detrás de esas políticas, que de hecho ahora el mundo entero lamenta y que admite que fue desastrosa, de "alcanzar la paz a cualquier precio" y de "pacifismo". Sin embargo, rogamos para que la unidad y fortaleza detrás de la unión, que ya antes fracaso, nunca más volverá a estar ausente entre los Consejos del mundo. También rogamos que se le otorgue la sabiduría a los miembros de la Conferencia de San Francisco que en estos momentos se encuentran discutiendo la seguridad mundial y para que finalmente logren resultados que sean equitativos para todas las naciones del mundo. En este momento, el agresor y el perseguidor están recibiendo sus recompensas. Son ellos los que están siendo expulsados, mientras que aquellos a los que ellos han tiranizado y perseguido, ahora pueden comenzar a enjuagar sus lagrimas. La historia que fue distorsionada ahora esta siendo reemplazada por la verdad. La luz de la justicia aparece nuevamente.


Ataque sorpresa a Pearl Harbor. 7 de diciembre de 1941
Durante todos estos años de sufrimientos hemos aprendido la necesidad de la unidad. En aquellos primeros días fatales de 1939, todas las naciones, juntas, y que ahora han obtenido esta victoria, en aquel entonces de ninguna manera pudieron ser convencidas que cada una y todas debían permanecer unidas o sucumbir juntas. Cuando -casi demasiado tarde- después de la resistencia de Gran Bretaña a la que siguió la epopeya de Dunkerque -nuevamente renació la esperanza en el mundo y ese espíritu creció mucho más. Los gobiernos e imperios de esos países que fueron invadidos pero no derrotados, unieron su suerte a la de Gran Bretaña. La inspiración estaba simbolizada en su gran líder - el Presidente Roosvelt- quien tan reciente y trágicamente fue privado de la vida, el pueblo de los Estados Unidos de América unió su espíritu a la Ley de Préstamo y Arriendo. Los cobardes ataques a la Unión Soviética y Pearl Harbour finalmente determinaron la comprensión que esta amenaza era a nivel mundial.
 
Después del traidor ataque a Pearl Harbour, los recursos ilimitados en hombres y maquinaria, la insaciable fe democrática de Estados Unidos de América fue alineada contra la potencia de las Naciones del Eje. Después de esa acción no hubo vacilación, la unidad continuo aumentando los vastos recursos y potencial de los aliados -la Unidad de Naciones- que ahora lograron esta victoria en Alemania; que alcanzaron una mayor victoria de paz en el mundo y que comprendieron los propósitos de esas libertades esenciales establecidas en la Carta del Atlántico.

 

Desembarco Aliado en Normandia. 6 de junio 1944.
El significado de la victoria

En conclusión, por unos pocos instantes, volvamos nuestros pensamientos hacia el significado que tiene toda esta victoria para nuestra propia tierra -Etiopía. Como hemos dicho, los tormentos que sufrió nuestra tierra, el gas que los facistas derramaron sobre nuestro pueblo y las masacres y torturas que los líderes facistas, simbolizada por Graziani, practicaron con nuestro pueblo; estos son, para nuestro propósito, todos parte de esta gran guerra, cuyo final se acerca rápidamente.
 

Mientras nosotros, aquí celebramos la victoria Aliada en Alemania y oramos por todos aquellos que influyeron en esta victoria, también debemos orar nuevamente en agradecimiento que, aquí en estas tierras hemos sido liberados mediante los esfuerzo de los Aliados.
 

También debemos recordar aquí la primera gran victoria aliada en esta guerra. La victoria mediante la cual los soldados de la Gran Bretaña y su Comunidad de Naciones, luchando junto con nuestros patriotas devolvieron la libertad a Etiopía. Pero esto por si solo no podía garantizar nuestra conquista, ya que la batalla todavía estaba cerca. 

En 1935 al ofrecer resistencia contra los italianos, Etiopia fue la primera que en el continente africano se opuso activamente a las fuerzas de las Naciones del Eje. Los patriotas etíopes mantuvieron la lucha por cinco años, a tal efecto, que cuando la guerra mundial se propago a África, sus fuerzas de resistencia ya se encontraban organizadas. Junto con los británicos expulsaron al enemigo de Etiopía. El peligro que amenazaba Egipto y Sudan habían terminado. Las victorias en África hace dos años, hicieron que la garantía fuese más segura.
 

Berlín totalmente destruida en la Segunda Guerra Mundial
Después de la derrota de los italianos, con gusto contribuimos con todos los suministros, medios de transporte y comunicación disponibles para ayudar en el desarrollo de la guerra. Para ayudar en el cumplimiento de la guerra, dispusimos que gran parte de nuestro territorio estuviese bajo una administración militar. Ofrecimos a los Aliados nuestras tropas. Debido a todos los medios que Etiopía tenia a su disposición, desde el principio contribuyo a restituir la Ley de Préstamo y Arriendo.
 

Cuando Italia se rindió -solo entonces nuestro opresor fue humillado. Pero todavía su amigo permanecía, poderoso en capacidad, bien aprovisionado en toda maquinaria de guerra. La poderosa Unión Soviética se enfrento a este enemigo en batallas terrestres. Todos los recursos de los arsenales de la unidad se volvieron contra el enemigo Nazi. Golpeado desde el este, bombardeado desde el aire, y finalmente invadido desde el oeste por este enemigo, por la gracia de Dios, ahora también se ha ido. Solamente queda Japón -una esperanza abandonada- y nosotros en Etiopía hemos sido salvados junto con todos nuestros amigos.
 

Aquellos que nos han atacado, se regocijaron con nuestra derrota y sufrimientos. Nosotros confiamos en el Señor. Él nos dio la victoria. Nuestra salvación es el Señor. Quién aquí no puede confiar en Dios, cuando todos sus juicios son justos y que no le falla a aquellos que han puesto su fe en Él? No ha revelado el Señor, el más poderoso de los poderosos, una vez más, que bajo el Reino de los Cielos ningún gobierno del hombre es más grande que otro?
 

No olvidemos que aunque la batalla en occidente ha sido ganada, la batalla continua en oriente. Ofrecemos nuestro tributo de admiración por la asombrosa hazaña bélica que nuestros aliados están desempeñando en esa área. Que puedan alcanzar una rápida victoria. No hay necesidad de renovar nuestra oferta de enviar tropas a luchar contra el enemigo en común, lado a lado en el campo de batalla con las fuerzas de nuestros aliados. A pesar de que nuestro país, Etiopía, ahora se encuentra lejos de la escena de la batalla, nuestros pensamientos se encuentran con ellos allá. Toda la ayuda que nos soliciten, aún las vidas de nuestro pueblo, será dada gustosamente. No consideramos que la distancia evite que demos ayuda a nuestra causa en común.
 

Conferencia de las Naciones Unidas del 25 de abril de 1945
Puede ser tomado como una señal divina, que, mientras celebramos la desaparición del régimen Nazi, en San Francisco, Estados Unidos de América, los delegados de todas las Naciones Unidas, entre cuyo numero se encuentra Etiopía, ahora están reunidos juntos, en una conferencia concebida hace mucho tiempo, para sentar las bases de un pacto internacional que concluya la guerra y mantenga la paz mundial. Nuestras iglesias oran por el éxito de esta conferencia. Si ésta no tiene éxito, la victoria que celebramos hoy, el sufrimiento que todos hemos soportado serán en balde.
 

Para ganar la guerra y vencer al enemigo en el campo; no podemos garantizar la victoria durante los tiempos de paz. El motivo de la guerra debe ser removido. Los derechos de cada nación deben estar garantizados contra las violaciones. Sobre todo, se debe borrar de la mente humana todos los pensamientos de guerra como una solución a los problemas. Entonces y sólo entonces cesará la guerra.
 

Que Dios nos otorgue toda su ayuda para acelerar la llegada de la paz final y que logremos conservarla. 


Su Majestad Imperial Haile Selassie I