La Nación - 28 de junio de 1936 |
Ginebra, 27 (H-Esp).- La iniciativa del Sr. Rivas Vicuña, delegado de Chile, presentando ayer ante el Consejo de la Sociedad de las Naciones el problema de la reforma del pacto, es un nuevo factor que viene a agregarse a la confusión diplomática que se anuda en Ginebra.
Sin contar con los grandes problemas de la cuestión renana, el pacto del Danubio y el Estatuto de los Dardanelos, que de común acuerdo se han puesto de lado provisoriamente, pero que no dejan de influir en la relaciones diplomáticas, el Consejo y la Asamblea se encontraban ante las dificultades que surgen de las consecuencias del levantamiento de las sanciones y tenían que resolver el problema de la reanudación de las relaciones comerciales con Italia, interrumpida hace ocho meses. Las potencias presentes en Ginebra debían también conciliar su deseo de ver a Italia recobrar su lugar en el concierto europeo con la necesidad de defender los principios de la Sociedad de las Naciones.
Las grandes potencias, al darse cuenta de las dificultades de la situación, tratan de limitarlas, y Gran Bretaña, en particular, tiene prisa en que se aclare la situación de Italia. La conferencia de Montreux le ha señalado un nuevo peligro para su predominio en el Mediterráneo. La flota rusa, que tiene un refugio en el Mar Negro , cuyo acceso sería defendido por Turquía, su aliada, en caso de tener libre acceso al Mediterráneo, podría romper en cualquier momento el equilibrio inestable de las potencias europeas. Los intereses británicos en este caso están de acuerdo con los de Italia. Esta comunidad de intereses, que se agregan a la inquietud que provocan en Gran Bretaña el reame alemán y el silencio observado por el Reich respecto al cuestionario británico inducen a Gran Bretaña a facilitar la vuelta de Italia a la colaboración internacional.
Por estas razones, habían circulado rumores en los sectores oficiales de Ginebra en el sentido de que se había hecho presión sobre el gobierno argentino para que su proyecto de resolución, reafirmando el artículo 10 del pacto, fuese postergado, ya que algunos temen que esta declaración sobre el no reconocimiento de las conquistas por la fuerza comprometen el regreso de Italia a Ginebra. Pero podemos afirmar que esos rumores carecen de todo fundamento, y que no se ha ejercido ninguna presión sobre el gobierno argentino cuya tesis ha estado siempre claramente definida por la doctrina del pacto antibélico, y podemos anunciar que el Dr. Ruiz Guiñazú, expondrá esta tesis en la Asamblea de la Sociedad de las Naciones.
El capitán Eden había dado a entender en la Cámara de los Comunes, que la reforma del pacto sólo podría figurar en el orden del día de la reunión de septiembre. Este problema espinoso no podía dejar de suscitar serias controversias. El discurso del Sr. Rivas Vicuña ha suscitado enérgicas reacciones, pues cada una de las partes en presencia se ha abalanzado sobre el problema, como si fuese una nueva pieza del tablero diplomático. La reforma del pacto es esencialmente la reforma del artículo 10, que garantiza la integridad territorial de los estados miembros, y del 16, que organiza las sanciones. Los partidarios de la seguridad colectiva y de la paz colectiva se oponen a la reforma del pacto, que desean todos aquellos que se oponen a todo compromiso demasiado preciso, y en general las tesis de universalidad y de regionalismo corren el peligro de enfrentarse.
Del gran debate que va a iniciarse en Ginebra puede salir mucho bien como mucho mal. Si las tendencias opuestas no pueden conciliarse, se puede esperar el alejamiento de algunos estados. En caso contrario, la Sociedad de las Naciones saldrá fortificada en esta prueba al obtener el consenso universal libremente y a conciencia.
Publicado en el periódico diario La Nación, Buenos Aires, 28 de junio de 1936
Gentileza de la oficina del EABIC en Argentina