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| 24 de junio de 1954 |
Una de las más preciadas fue prendida al ex-presidente Lázaro Cárdenas
Cárdenas fue quien levantó su voz de protesta ante el mundo por la agresión italiana en Abisinia, y el Emperador, tras de veinte años desde el lejano 1937, hasta hoy tuvo la oportunidad de conocer al ex-Mandatario mexicano.
"Tengo gran honor en conocer a Su Excelencia", dijo Cárdenas. El Emperador pronunció semejantes palabras en su propio idioma. Después conversaron brevemente, a través de un intérprete. Luego un ayudante del Emperador trajo un fino estuche, conteniendo una de las condecoraciones más preciadas de Etiopía, de tipo dinástico: la de la Santísima Trinidad, que le impuso al general Cárdenas.
A las 7:25 de la mañana se presentó en el Hotel del Prado el divisionario michoacano, acompañado de su hijo Cuauhtémoc y de los licenciados Alejandro Carrillo, Ignacio García Téllez y Campos Ortiz, este último Oficial Mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
El Emperador reiteró una vez más su firme cariño por México, diciendo que esa amistad se basaba en hechos, no en palabras; y haciendo referencia a la digna actitud de México en el caso de su Patria, agregó: "Cuando decimos gobierno, nos referimos, a usted, que en esa época gobernaba a su gran país". Añadió: "México es un país que quiere libertad no sólo para él, sino para todo el mundo. Nos vamos de México, pero nuestro corazón se queda aquí".
Cárdenas manifestó gran satisfacción por haberlo conocido y estrechó su mano antes de partir. "Mi mayor deseo", dijo, "es que su permanencia en México haya sido grata".
La condecoración de la Santísima Trinidad se la impuso personalmente el Emperador, y pocos momentos después se despedían ambos personajes.
A las 8:52 el Emperador subió al avión "Estrella de Bombay" (1) para dirigirse a Nueva Orleans, despidiendolo el Presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortines; el Jefe del Departamento del Distrito Federal, licenciado Ernesto P. Uruchurtu; el Secretario de Gobernación, licenciado Ángel Carvajal, y los sub-Secretarios de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores.El Emperador y el Presidente de la República cambiaron frases de despedida, manifestando el Emperador que su corazón se quedaba en México y no tenía palabras suficientes para agradecer al pueblo mexicano y al Presidente de la República las atenciones que habían recibido él y su séquito. A su vez, don Adolfo Ruiz Cortines le reiteró su simpatía personal y la de México.
Las bandas entonaron los himnos de México y Etiopía, y el Emperador abordó el avión, saludando militarmente al Presidente y a los concurrentes a la ceremonia.
El presidente Ruiz Cortines llegó al aeropuerto a las ocho de la mañana, siendo recibido con honores de ordenanza.
La nota emotiva la pusieron gentes humildes del pueblo, que se presentaron a despedir a Selassie con un grupo musical típico, entonando una canción popular. El avión partió a las nueve de la mañana.
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| El informador - 25 de junio de 1954 |
Anoche, en una recepción que Selassie ofreció al Presidente, su Gabinete, el Cuerpo Diplomático y la sociedad mexicana, impuso diferentes condecoraciones al Secretario de Relaciones, licenciado Luis Padilla Nervo; al Secretario de Gobernación, licenciado Carvajal; al subjefe del Estado Mayor, y a muchos otros funcionarios públicos.
Publicado en el periódico diario El informador, Guadalajara, 25 de junio de 1954
(1) Nótese que en la crónica de 20 de Junio, publicada por el mismo periódico, se afirma que el nombre de la aeronave es "Estrella de Etiopía"
