Visita oficial del Emperador de Etiopía a Italia
6 de noviembre de 1970
ROMA, 5. (Crónica de nuestro corresponsal). — Mañana viernes a mediodía llegará al aeropuerto de Ciampiho, recibido por las más altas autoridades del Estado italiano, el emperador de Etiopía, Haile Selassie, que permanecerá nueve días en Italia, tres de ellos en visita oficial, y los demás, hasta el 14 en visita privada, con una audiencia oficial del Papa en la mañana del día 9.
El emperador llega acompañado de su sobrina la princesa Eiggayehu A. Wassen, del presidente del Senado y los ministros de Exteriores y de Hacienda de su país.
La última vez que estuvo en Roma fue en 1924 cuando todavía no tenía el título imperial sino el de Ras Tafari Makonnen, ya que en el trono imperial estaba una mujer anciana y enferma, su tía Zoaditu, hija de Menelik, mientras que el Ras Tafari Makonnen, formaba parte del Consejo de la Corona y ostentaba el título de príncipe heredero por no tener descendencia directa su tía Zoaditu.
Por entonces fue recibido en Italia con grandes honores y el rey Víctor Manuel, más tarde emperador de Etiopía, le concedió el «collar de la Annunziata», la máxima condecoración de la Casa de Saboya, en virtud de la cual el condecorado se consideraba «primo del rey». En 1930, murió Zoaditu y Tafari Makonnen fue coronado Negus Neghesti, rey de reyes, eligiendo el nombre de Haile Selassie I, que quiere decir «fuerza de la trinidad», ya que el emperador etíope es también el jefe espiritual religioso y, como todos sus predecesores, recibió los títulos de «Elegido de Dios», «León vencedor de la tribu de Juda», «Rey de Sión», Negus Neghesti y Emperador de Etiopía, ya que su dinastía se remonta a los tiempos bíblicos.
A pesar de todos esos títulos y del de «primó del rey de Italia», en 1935 su país se vio invadido por las tropas del Ejército italiano y conquistado como en una guerra colonial cualquiera, y los italianos se trajeron de la ciudad santa de Axum, como recuerdo, un obelisco de los muchos que allí había, un obelisco del siglo IV, de 24 metros de altura, que desde entonces se encuentra en la zona arqueológica de Roma, frente al edificio de la F.A.O.
Este obelisco ha sido la única causa de fricción entre Etiopía e Italia desde la terminación de la última guerra, cuando Italia tuvo que abandonar los territorios conquistados, pero no accedió al deseo de los etíopes de recuperar su símbolo sagrado. Es más, se dice que el viaje de Haile Selassie a Italia, anunciado en diversas ocasiones, tuvo que ser aplazado otras tantas, precisamente porque no se había llegado a un acuerdo en cuanto a la devolución de este obelisco, y que ahora este viaje ha sido posible porque se ha encontrado una solución, no sabemos todavía si la de un gesto generoso del emperador, que lo regala a Italia para siempre, o la de la devolución efectiva de este trofeo de guerra por parte del país invasor ya que Roma cuenta con numerosos y antiquísimos obeliscos.
El hecho es que en estos momentos las relaciones entre los dos países son muy buenas, tanto en el aspecto político como en el económico, ya que los italianos que se quedaron en Etiopía son muy apreciados y no existen problemas de ningún género.
Cordiales relaciones entre los dos países
La cordialidad de estas relaciones queda demostrada por el hecho de que durante el pasado mes de julio, durante la visita que el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Aldo Moro, hizo a Addis Abbeba, donde durante un banquete recibió la noticia de la dimisión del Gobierno presidido por Rumor, el emperador haciendo caso omiso del protocolo, acudió personalmente a la Embajada de Italia para manifestar sus sentimientos de amistad hacia Italia.
Por parte de Italia, no faltarán durante estos días ocasiones de expresar los mismos sentimientos de amistad hacia Etiopía a lo largo de banquetes y conversaciones, y ceremonias, sobre todo el viernes y el sábado, ya que el domingo será de descanso para el emperador con una visita a Orvieto, a Villa Lante, en Bagnaia, y a la Embajada de Etiopía, puesto que será huésped del presidente de la República en el palacio del Quirinal.
El lunes por la mañana se despedirá del presidente italiano y se trasladará a la Ciudad del Vaticano para visitar a Paulo VI. Ese mismo día visitará el colegio eclesiástico etíope y por la noche abandonará Roma en el tren presidencial para la segunda fase de su visita, dedicada a la instalaciones industriales del E.N.I., de la Italsider, de la Fiat y de la Olivetti, en Genova, Turín e Ivrea.
Después irá a Milán con el fin de visitar Santa María Delle Grazíe y el Cenáculo de Leonardo, y para asistir a una función de gala en su honor, en el teatro de la Scala.
Por último, Haile Selassie visitará el jueves la galería Brera en la capital lombarda y las instalaciones del E.N.I. en San Donato Milanese, trasladándose luego a Venecia, última etapa de su viaje.
Publicado en el periódico diario La Vanguardia, Barcelona, 6 de noviembre de 1970